Pocos meses antes de la Segunda Guerra contra Irak, varios escritores fuimos convocados por Carlo Frabetti para alzar la voz contra una ocupación que se veía inminente. Los autores cedimos los derechos de autor y beneficios derivados de la comercialización del libro a la plataforma Paremos la Guerra. Como es evidente, toda Europa fracasó a la hora de parar la guerra, y nosotros también. Como decía Lourdes Ortiz en su colaboración:
“Europa se encoge, se achica, se le atragantan las palabras que han ido perdiendo sentido: todo aquel viejo sueño de igualdad, fraternidad y libertad. Asiste al espectáculo en segunda fila… Una vieja Europa charlatana, de retórica fácil, que se acompleja y quiere menear su cresta, sacudir su cola o golpear su pecho con los puños para sentir que todavía existe ante el descaro de vaquero prepotente del gran hermano poderoso que desprecia el discurso y simplemente actúa. A por todas, sin complejos, sin disimulo.”
Participé orgulloso en esta empresa con un cuento antibélico: La última foto de Robert Capa. Imaginé los últimos instantes del famoso fotógrafo, muerto al pisar una mina en Indochina, en 1954.
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